Mi nombre es Noemí, mi edad es de 26 años, soy estudiante de licenciatura y trabajo de auxiliar administrativa. Mi situación socioeconómica no es buena. Estuve casada con un hombre de 20 años, trabajaba de promotor de ventas, solo estudió la secundaria y su situación económica tampoco era buena. Tuvimos una hija.
Les platicaré mi historia con mi ex, con quien viví muchos años. Lo conocí en un ciber, era al único lugar que mis papás me dejaban ir a realizar mis tareas, pues no salía a ningún lado, no me permitían divertirme ni nada fuera de la casa, al ciber iba a realizar mis deberes de la escuela. Nunca tuve otra experiencia de noviazgo previa a esta, no sabía nada sobre eso, quise darme una oportunidad de saber lo que se sentía tener novio.
Después de unas semanas, nos hicimos novios a escondidas, íbamos al cine, al malecón, a lugares tranquilos; solo él y yo lo supimos, esto fue así por un año, cuando casi cumplía los 16, salí embarazada de mi hija.
Le tuve que contar a mi mamá, ella me obligó a casarme, a darle la noticia a mi papá cuando ya tuviera fecha de boda, porque de otra manera, no sabía lo que pasaría, ya que mi papá era muy duro conmigo, no solo me regañaba, sino que me pegaba mucho. Mi ex no quería casarse, yo pensé que sería lo mejor para mi hija, para que creciera en una familia. Después de un tiempo, antes de que se me notara el embarazo, lo convencí de que nos casaramos, aceptó.
Después de casarnos, nos juntamos, en ese momento, todo cambió. Él empezó a alejarse mucho, ya no salíamos a pasear, lo podíamos hacer libremente, pero ya no sucedía. Subí de peso por el embarazo, y me decía que le daba vergüenza salir conmigo, porque estaba gorda, eso me dolía demasiado, era un dolor profundo, recuerdo que todo mi embarazo fue llorar y llorar.
Me dediqué a la casa y a mi hija, cada que me miraba acostada, después de tener todo listo en la casa, se enojaba mucho, no podía ver que solo estuviera con mi niña acostada, me decía muchas cosas, no lo tenía conforme sin importar lo que hiciera.
Después de un tiempo, me empezó a golpear; recuerdo que la primera vez fue cuando llegó borracho como a las 3 de la mañana y me levantó para que le hiciera de comer, lo cual sucedía frecuentemente. Esa vez, le serví y me retiré a dormir, fue por mí y me levantó de las greñas, me dijo, quédate aquí que no soy perro para comer solo, ahí me quedé, llorando; cuando probó la comida, no le gustó, me dijo que no servía para nada y tiró la comida a la basura, entonces me pegó muy fuerte en la cabeza, me tiró al piso, me dolió tanto que me quedé ahí, no pude levantarme, y no quise hacerlo, porque sabía que me volvería a pegar. Esa fue la primera vez que me golpeó.
Después de esa ocasión, intenté no darle ningún motivo para que me pegara, pero fue imposible, siempre encontraba una razón para hacerlo, aunque yo no le respondía para no pelear. Teníamos de vecinos a sus papás, solo una vez ellos me defendieron; él nunca me dejaba ir con mi mamá, no me dejaba salir, eso me molestaba mucho porque yo quería ver a mi familia, pero no decía nada, no quería pelear, tenía miedo.
A pesar de todo esto, seguía con él. Tenía miedo que mi hija no tuviera un padre, a estar sola. Pensaba que al haberme casado, tenía la obligación de estar ahí, no podía hacer nada al respecto, no podía regresar con mis papás ¿cómo era eso posible?
Lo que me ayudó a salir de esa relación, fue una plática que tuve con unos tíos, ellos me dijeron: imagínate tu vida dentro de cinco años, ¿te gustaría seguir así?, me puse a reflexionar, yo quería algo mejor para mi y para mi hija. Estaba en esa relación por mi hija, pero en realidad era precisamente ¡la razón por la que debía irme!, me dicen, imagínate terminando la universidad, me pusieron a pensar mucho. A partir de ahí, la idea no me dejaba, eso me dio valor para animarme a dejarlo, pensar en un futuro mejor. Aunque me daba miedo, a veces me amenazaba o me decía que si yo lo dejaba, me iba a quitar a la niña, que él se iba encargar de quitármela.
Intenté dejarlo dos veces, incluso metí el trámite de divorcio, pero lo suspendía, por el miedo a sus amenazas...también por darme la oportunidad, pensaba, a lo mejor va cambiar, y ahí seguía...lo que siguió fue, la infidelidad con una mujer en su trabajo.
Un día, hubo una fiesta en donde él empezó a comportarse mal, al grado que tomó a su amante y se puso a bailar con ella enfrente de mí. Después de tanto soportar, dije, este es el momento para irme y agarré a mi hija y me la llevé, me fuí a vivir con mi mamá.
Necesitaba un momento así para no sentirme culpable, para no quedar como la mala, al menos eso pensaba entonces. En realidad no debí esperar tanto.
Mi papá y mi mamá me apoyaron, me dijeron que estaba bien, que podía quedarme con ellos, con una condición, que no fuera a regresar con él. No volví a regresar con mi ex, pero seguí viéndolo a escondidas, aún sabiendo que estaba con esa señora de su trabajo. Después de un tiempo, tuvimos un enfrentamiento los tres, esa vez quedé como una estúpida, estaba claro que se burlaban de mí, fue cuando dije, hasta aquí. Tuvo que pasar un año más para valorarme y darme cuenta que no lo valía. Me fuí y no volví a ver atrás.
Entré a una prepa abierta, la concluí y ahora estoy estudiando una carrera universitaria, entré a trabajar, bajé de peso y mi motivación subió mucho, antes tenía miedo de quedarme sola, de que nadie me quisiera, eso ya cambió por completo. Soy feliz.